los excluidos del contrato social

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Mentires y engaños

Mientras pitaba mi cigarrillo no pude evitar pensar por qué las mujeres sinceran con sus amantes lo que no se atreverían a sincerar con sus novios/maridos.
En efecto, después de un tortuoso deseñgaño amoroso he decidido salir sólo con mujeres ya comprometidas (en pareja o casadas). No sólo lo he decidido, sino que la diosa Fortuna cruza en mi camino únicamente este tipo de mujeres. Y resulta que descubro en estas relaciones un cúmulo de espontaneidad, desprejuicio y sinceridad que muy difìcilmente pueda lograrse en una relación estable. No sólo es una apreciación mía, sino también de ellas. Cuando hablamos del tema reconocen ser "más libres" y estar menos condicionadas. A fin de cuentas, "no tienen nada que perder".
Creo que una vez llegado a este punto, es harto difìcil para un hombre encaramarse en una relación en serio.

Hablaba del tema con un amigo, muy particular él, por cierto. Me contó la situación que vivió con su novia cuando le describió, con lujo de detalles (y a pedido de ella), las experiencias vividas en una despedida de soltero de un amigo en común nuestro. A resultas de lo cual, no sólo le hizo un escándalo sino que durante un par de meses estuvieron para la mierda. Hasta que al fin se reconciliaron. Conclusión: hay temas que con tu mujer/hombre nunca "debes" tocar. ´

Cuántas veces hemos escuchado decir "si mi mujer se entera me mata" o "please, no le digan nada a mi marido porque me hecha a patadas de casa". ¿Tan frágiles son las relaciones que, necesariamente, debamos "silenciar" determinados temas, obviar otros, mentir cuando no queda otra?
¿Cuál es el significado del "compartirse" cuando median tantos condicionamientos?
¿Qué es eso de "no decirle para no lastimarlo"?

Atención a las parejas: silenciar un "acto pecaminoso", es decir, no sincerar con la pareja un error cometido, es exactamente lo mismo que mentir. No se engañen aquellos o aquellas que creen que "porque nunca me lo preguntaste" es una respuesta elegante y satisfactoria cuando el moco sale a la luz.

Nietzsche decía que antes de casarse uno debe hacerse la siguiente pregunta: "¿Sabes si con tu pareja tendrás temas de conversación por el resto de tus días? Porque el matrimonio, después de los primeros meses de fogoza pasión, es lisa y llanamente, conversación".
Por eso, si estás en tren de comprometerte o casarte, asegúrate de resolver los "silencios venenosos". Si debes silenciar algunos temillas por precacución, entonces tu pareja es harto frágil y sucumbirá ante la primera dificultad.
No te cagues la vida, y no se la cagues a quien amas: juega con la sinceridad, a pesar de lo dolorosa que sea.

¿Cuánta es la dosis de verdad que tu pareja está dispuesta a soportar?

1 comentario:

concupiscencia dijo...

Muchas veces la verdad duele. Pero duele mucho más tener que mendigar un mendrugo de honestidad.